La formación del Servicio
Profesional Docente se basa en el modelo o modelos de formación inicial de
docentes se ajusta a las características que debe tener un docente del siglo XXI
para desempeñar su labor. Portilla (2002) a partir de Pérez Gómez (1992)
distingue cuatro perspectivas básicas de los modelos de formación docente que
se identifican con diferentes orientaciones de la enseñanza: Perspectiva o
modelo académico.
Se fundamenta en la idea de que
el proceso de enseñanza es el encargado de transmitir conocimientos. El
profesor es un experto en algunas disciplinas y su misión es “enseñar” los
contenidos de dicha disciplina a los alumnos, quienes deben “aprender” esos
contenidos. La formación del docente estará relacionada, por tanto, con el
dominio pleno de las disciplinas cuyos contenidos debe transmitir. En este
enfoque de la docencia y la formación se pone el acento en que lo esencial es
que el docente conozca sólidamente la asignatura que va a enseñar o impartir,
lo cual supone priorizar la formación disciplinaria (Diker y Terigi, 1997) y
considerar la formación pedagógica como superficial e innecesaria e incluso
como un obstáculo para la formación docente (Davini, 1995).
Este modelo, con sus variaciones, es seguido
en algunos países, como España, para la formación inicial del docente de nivel
medio superior. Donde se ofrece una formación pedagógica, de corta duración, a
los titulados de las distintas carreras universitarias para poder ejercer la
docencia en la enseñanza nivel medio superior. Esto implica que los docentes
tengan CONEXIÓN TEORÍA-PRÁCTICA EN LA FORMACIÓN DOCENTE en lugar de formarse y adquirir los conocimientos
pedagógicos necesarios a lo largo de su ejercicio profesional, en su
experiencia en el aula.
Dentro de esta perspectiva hay
dos enfoques extremos: el enciclopédico y el comprensivo. En el enciclopédico
la competencia del profesor reside en la posesión de los contenidos
disciplinares requeridos y en la capacidad para explicar de manera más clara y
orden dichos contenidos. Se evalúa principalmente la adquisición de los
contenidos conceptuales y subsidiarios, dando menos importancia a la formación
didáctica, contextual, en habilidades o competencias, actitudes, valores y
destrezas que deben complementarse en la formación pedagógica del docente.
El enfoque comprensivo concibe al
docente como un sujeto pensante que comprende la estructura lógica de la
materia a impartir, sabe los conocimientos y el desarrollo histórico de los
mismos y se propone que la enseñanza sea un conjunto de hechos interconectados.
Para alcanzar este enfoque, la formación docente se debe sustentar en la
comprensión de la estructura epistemológica y conceptual de las disciplinas.
En ambos casos la formación del profesor se
asienta en las adquisiciones de la investigación científica, ya sea disciplinar
o de didáctica de las disciplinas (Pérez, 1992). Perspectiva o modelo técnico.
Este modelo se preocupa por darle a la enseñanza un nuevo estatus, fomentando
grandes avances en el estudio y desarrollo de la práctica docente. Aquí el
docente es un técnico que busca “recetas
de enseñanza” para tratar de llevarlas a la práctica, de manera que el
alumno aprenda.
El problema aparece cuando no se tienen
en cuenta el LA FORMACIÓN INICIAL PARA EL NUEVO PERFIL DEL DOCENTE DE NIVEL
MEDIO SUPERIOR.
RELACIÓN ENTRE LA TEORÍA Y LA
PRÁCTICA con un contexto social y las características intrínsecas de los
alumnos y docentes que participan directamente en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Este enfoque “establece una distinción clara
entre el conocimiento teórico y el conocimiento práctico y entiende el segundo
como una aplicación del primero” (Diker y Terigi, 1997:115), de ahí el impacto
que dicho modelo ha ejercido y ejerce sobre las prácticas, en particular, y la
formación de los docente, en general.
Desde esta perspectiva se centra
la atención en el conocimiento y las destrezas necesarias para la enseñanza,
estando estas destrezas derivadas de la investigación proceso-producto:
aprender a enseñar implica la adquisición de principios y prácticas derivadas
de los estudios científicos sobre la enseñanza y la competencia se define en
términos de actuación (Feiman-Nemser, 1990).
Uno de los programas más representativos
que se desarrolla en base a la reforma
del Sistema Nacional de Bachillerato es desde esta perspectiva ha sido la
Formación del Docente basado en Competencias, es decir, en las
habilidades y destrezas necesarias para desarrollar la tarea.
Por ello la importancia de la
Preformación y formación inicial de docentes de nivel medio superior. El
profesor es, así, un técnico que garantiza su enseñanza si cumple con su
función instrumental, donde a problemas concretos y generalizables deberá
aplicar principios generales y conocimientos científicos, de tal modo que si
los reproduce fidedignamente producirán los resultados requeridos.
Desde esta racionalidad
instrumental se forman docentes en los que la práctica y la investigación están
desvinculadas, y que en el desempeño de su tarea profesional se verán obligados
a formarse sobre su propia experiencia docente.
De este enfoque se distinguen dos
corrientes de la formación del docente: el modelo de entrenamiento, el más
mecanicista, en el que la formación se sustenta en las relaciones entre los
comportamientos de los CONEXIÓN TEORÍA-PRÁCTICA EN LA FORMACIÓN DOCENTE docentes y el rendimiento de los alumnos.
La formación práctica de los
profesores debería, según lo expuesto, estar orientada hacia el aprendizaje a
través de problemas, donde se enfrente a los futuros docentes a experiencias de
clase en las que tengan que trabajar en situaciones de asombro, de éxitos, de
fracasos, de temores, de alegrías, de dificultades en manejar los procesos de
aprendizaje o los comportamientos de los alumnos (Perrenoud, 2001).